miércoles, 28 de noviembre de 2012

Capitulo 15

Después de un mes...

-¿Qué te ha dado el segundo ejercicio? A mi cero.
-A menos dos. La habrás hecho mal.
-Si claro, a lo mejor eres tú el que la ha hecho mal -me río y le tiro la goma.
-¡Ay! ¿Desde cuando has mejorado tu puntería?
-Te la debía desde hace tiempo... -me señalo la frente y me doy golpecitos con el dedo- ¿Recuerdas?

Estamos sentados él y yo en mi habitación, él en mi cama y yo en la silla. Se ha dado por oficial que salimos. O eso dice todo el mundo. A Mike le he estado dando plantón todo lo que llevo de mes. Que se joda. Hay más chicas, además, hay chicas que no están cogidas. Pero, ¿porqué estoy pensando en él ahora? Es imbécil. Emmy sigue con Jake, aunque, han pasado algunas cosas. Mamá quiere que yo haga el anuncio para su nueva línea de ropa, en la que le ayudé. No lo voy a hacer, no quiero hacerlo.

-¿En que piensas? -la voz de Alex me devuelve a la realidad.
-En nada. ¿Qué has hecho para que te salga menos dos?
Me empieza a explicar lo que ha hecho y yo me quedo igual que antes. Voy hacia la cama, me siento encima de él y le cojo la hoja de las manos.
-Mejor que lo vea yo, no me he enterado de nada.
-Como quieras...
Empiezo a leer lo que pone. Me encanta su letra, igual que él. Sigo mirando los números pero algo me distrae: cosquillas. Por los hombros. Me retuerzo un poco y paran. Luego, noto besos por el hombro izquierdo. ¿Cómo quiere que me concentre?
-Para... ¡Me desconcentras!
-Es lo que intento... -dice riéndose, yo le pego flojito en la frente con el cuaderno.
-¿No quieres aprobar?
-Llevamos toda la tarde estudiando. Y son las... -mira su móvil- nueve y pico. Y sé que tienes las mismas ganas que yo de estudiar. ¡Es viernes hoy!
-¿Tanto se me nota? Vale, me has pillado... Era solo una excusa para que te vengas a mi casa -y nos reímos. Me giro y le doy un beso en los labios.
-No necesitas excusas -sonríe y me da otro.
Llaman a la puerta y aparece mi hermano por atrás. Me levanto riendo de encima de Alex y me voy hacia él.

-Tengo hambre.
-¿Hambre? Pues ve abajo y coge algo.
-Vale, ¿me acompañas? -le empujo un poco para que salga. Ya en el pasillo se para- Una cosa, ¿cómo se da un beso?
¿Qué, un beso? Eso me coge desprevenida. ¿Qué quiere decir eso?¿Para qué quiere saber como se da un beso si solo tiene seis años?
-¿Cómo que un beso? ¿Para qué?
-En mi clase, hay una chica... Que me gusta... Y le quiero dar un beso-dice sonrojandose.
-Pero, pero... ¡Tienes seis años!
-Y tú diecisiete y no te cortas.
-Pero... ¡Qué tú no necesitas saber eso aún! Tienes mucha infancia por delante.
 ¿Qué no me corto? Pero, pero... ¡Madre mía! Sabe mucho, ¿no? Fuimos hacia abajo a coger algo a la cocina. Cuando voy a subir hacia la habitación, está bajando Alex con mi móvil que suena.

-¿Si?
-Hola, Alice. ¿Qué tal? Una cosa, dile a Emmy que ya hemos llegado.
-¿Llegado, dónde?
-Estamos en Nueva York, ¿no te lo ha dicho? -¿Qué, qué? ¿Están en Nueva York? Me quito el teléfono de la oreja y respiro. Luego me lo vuelvo a poner.
-No, no me ha dicho nada. ¿Y yo qué hago con Nico? No pienso estar mañana todo el día con él.
-Tranquila, nosotros llegaremos por las cuatro o por ahí. Llévalo a casa de la abuela.
-Pues nada, adiós.
Cuelgo sin darle tiempo a que diga algo más. ¿Porqué no avisan antes? Mi hermano y Alex se han ido al salón. Voy al salón, dejo el móvil en la mesa y me siento en el sofá. Están hablando estos dos. Oh, no. Mierda. Como Nico le haya preguntado lo que me ha preguntado a mi...
-¡Gracias, Alex! Menos mal que me lo has dicho tú, mi hermana no me lo quería decir.
-De nada -le alborota un poco el pelo a Nico y se gira hacia mi. Yo me pongo una mano en la cara - ¿Qué te pasa?
-¿Qué, qué me pasa? Mis padres están de viaje, he de hacer de canguro, y ahora tú, ¡vas y le contestas una cosa a mi hermano que no debería saber!
-¿No debería saber cuanto son cinco mas trece?
-¿Una suma? Vale... Alice, tranquilízate... -digo cerrando los ojos. Alex se acerca y me abraza. Que calentito está. Le doy un beso en la mejilla, ja que mi hermano está delante.- ¿Qué quieres cenar? -Le pregunto a mi hermano.
-¡Perritos!
-Vale.

Me levanto para ir a la cocina y allí saco las cosas para hacer la comida. Pan, salchichas, patatas, queso, bacon... Bien, comida basura para todos. La dejo preparada en un plato, para freírlo luego y vuelvo al sofá, donde están mi hermano y mi novio. Que raro suena eso. Mi hermano está mirando tonterías suyas por la televisión y haciendo deberes. ¡Hala! ¿Eso no lo veía yo?
-Nico, aprovecha ahora y haz lo que tengas que hacer que te irás a dormir pronto.
-¡No! ¿Por qué?
-Porque sí, porque te lo digo yo.
-¿Y tú te irás pronto?
-No. Yo estaré aquí con él. ¿Te quedas a dormir? -Le pregunto a Alex. Él, duda un instante y luego acepta- Así no estaré sola.
-Alice, ¡es injusto!
-Mira, mañana te irás a casa de la abuela, estarás con Alan. Y si te vas a dormir pronto, más pronto estarás tú con él mañana.
-¡Si! ¡Bien! -Y empieza a correr hacia su cuarto.
-Joder, si que cuesta convencer a un niño que se vaya a dormir pronto.
-Hombre, es que es viernes -se ríe él.
-Me da igual si es viernes o sábado. Yo lo único que quiero es que no nos incordie -me acerco y le doy un beso en el cuello, subo un poquito más y le doy otro por debajo de la oreja.
-Pues, si lo dices de esa forma... Haces cosquillas, ¿lo sabías?
-¿Ah sí? No era lo que...
-¡Alice, está nevando! -grita mi hermano bajando por las escaleras. Yo me asusto.
-Y es por eso que quiero que se vaya pronto a dormir -le susurro a Alex. El se ríe y yo me separo y me voy hacia Nico- Haber la nieve.
Me coge de la mano, mira a Alex y le saca la lengua. Yo me río. Mi hermano está celoso. Me lleva a la corredera de cristal que da al jardín y se ve todo blanco. Tenía razón.
-Venga Nico, acaba tus cosas, si quieres te ayudo pero venga. Rápido.
-Vale... Pero me ayudas, eh.
-Claro.
-Alice, de mientras voy a mi casa a por mis cosas y vuelvo -dice Alex. Empiezo a asentir con la cabeza y mirar su cuerpo. Uff... Nico me estira del brazo y yo le suelto la mano.
-Nico, tio, vete a tu cuarto, yo ahora voy, enserio -empieza a subir las escaleras.
-Ya entiendo porque quieres que se vaya pronto -se me acerca, me abraza y me da un beso en la frente. Yo sonrío. Él se va a su casa y yo me quedo atontada mirando hacia donde se ha ido.

¿Cómo puedo estar tan pillada de él? Nunca me había pasado. Nunca me había enamorado. Subo al cuarto de mi hermano y le ayudo a hacer la bolsa con juguetes que quiere para mañana. Luego le ayudo a hacer los deberes. Tocan al timbre. Me levanto y voy abajo a abrir. Vuelven a tocar. Mierda, los pantalones me van grandes, se me empiezan a caer. Llego abajo y abro. Es él. Sonrío y cierro la puerta cuando él ha pasado. Subimos a mi cuarto para que deje las cosas ahí arriba y yo empiezo a hartarme de los pantalones. Él ríe y justamente se fija ahí. No me había dando cuenta de que se me habían bajado tanto los pantalones, bueno tengo una parte más abajo que la otra. Me pongo los pantalones hasta la cintura.
-Alice, ¿qué tienes en la cadera?
-Nada... -me coge por los muslos y me lleva hacia él.  Me empieza a bajar la parte derecha de los pantalones hasta que lo ve.
-¿Desde cuándo tienes un tatuaje?
-Desde hace dos años.
-¿Y tus padres lo saben?
-No. Por eso, -me subo los pantalones y le sonrío pícaramente. Me empiezo a tumbar encima de él - no vas a decir nada a nadie. ¿A que no?
-Me lo pensaré.
-Imbécil -me tumbo a su lado y me abraza. Yo me levanto y le estiro hacia mi - Vamos a cenar.

Me da un último beso y vamos hacia el comedor. Antes de llegar a las escaleras, aviso a mi hermano para que baje. Nico y yo empezamos a poner la mesa, Alex calienta la comida.
Cuando ya hemos cenado, mi hermano nos da las buenas noches y se va a dormir. Estamos solos, no es la primera vez que se queda a dormir. Estuvimos hablando un buen rato y yo luego me fui a cambiar. Dichosos pantalones. Cuando bajo, me lo encuentro a él tumbado en el sofá haciéndose el dormido. Me río un poco y luego voy hacía él. Me siento encima de sus piernas y le empiezo a hacer cosquillas. Nada, ni una mueca, no me acordaba que no tenía cosquillas. Seguro que tiene y no me quiere decir donde. Ya sé que hacerle. Me estiro hasta que mis manos llegan a su pelo y se lo empiezo a revolver.
-¡No! - Se empieza a colocar el pelo como lo tenía antes y a reírse- Así que querías hacerme cosquillas... -me empieza a hacer cosquillas por toda la barriga y por el cuello también.
-Para, no enserio, ¡para! -digo entre mis risas desconsoladas. Me ha tocado el punto débil.
Luego se suman pedorretas, besos, caricias.
-Mi hermano está arriba.
-Fíate de mí.
No me opuse.


¡Que frío hace! Aunque estoy bastante caliente por los brazos. Anoche nevó, es verdad. Tengo vagos recuerdos de anoche, pero bastante buenos. Lentamente, abro los ojos y le veo delante mía dormido. Que mono. Me giro vagamente y veo cosas tiradas por el suelo. ¿Qué son? Tengo los ojos borrosos aún. Me levanto y me congelo en el mismo instante. ¿Qué hago yo en ropa interior? De esa parte no me acuerdo. Subo corriendo a mi habitación y en dos minutos me ducho y me visto. Bajo y preparo algo rápido para merendar. Ayer quedé con mis primas a las once y son las diez. ¡Uff! Mi hermano viene en pijama y empieza a merendar.
-Alice, ¿tu ya estás? Yo me visto muy rápido y nos vamos a casa de la abuela.
-No, no estoy. Además he de esperar a Alex, está dormido aún. Y no seas impaciente.
-¡Pues lo despierto yo! ¡Quiero ver a Alan ya! -me asomo por la puerta para comprobar si la del salón está cerrada. Sí, lo está, menos mal.
-No chilles, enano. Acábate rápido la merienda y arréglate, pero no hace falta que corras... ¡Y no hagas ruido! Y abrígate -él asiente con la cabeza.
Voy hacia al salón vigilando a mi hermano que se ha acabado el donut que había cogido y sube hacia su habitación. De repente, me choco con alguien.
-Buenos días, guapa.
-Buenos días, pelo despeinado -digo mientras le peino un poco el flequillo.
-Me lo despeinaste tú por la noche.
-No, si ya.
Me abraza y vamos a la cocina. Comemos algo y luego subimos a mi habitación. Yo me arreglo un poco en el baño y él se cambia de ropa. En algún momento le miro en el espejo de reojo mientras se cambia. Tengo buen gusto, la verdad. Cuando se quita la camiseta, se me cae el pintalabios y él se gira.
-Mierda -susurro, cuando me estoy dando la vuelta. Me ha visto. Yo hago como si no estuviera girada. Él viene y me coge como si fuera un saco de patatas.

Después de un rato, salimos de mi casa y él se va a la suya. Yo llevo a mi hermano a casa de mi abuela y voy al Starbucks donde me esperan mis primas.