sábado, 19 de enero de 2013

Capitulo 17



Pero me coge de la mano y me estira, yo caigo encima suya.
-¿No querías que me fuera? -digo sonriendo.
-¿Yo? ¿Cuándo te he dicho esto yo? -me da un besito en la nariz.
-Habrán sido alucinaciones mías entonces, aún me duele la cabeza -tuerce un poco la boca y me examina un poco la herida.
-Será cabrona. No creo que te vuelva hacer nada, se lo hemos dejado clarito. No sé porque se ha metido.
-¿Quién me ha pegado? No me he fijado.
-Eve, ¿quién será si no? -dejo caer mi cabeza sobre su pecho- En fin, pasemos de ella. ¿Estás mejor?
-Me duele a ratos, pero sigo un poco mareada -saco una media sonrisa-. ¿Han puesto algo por lo que deba preocuparme y darme prisa en hacer?
-No, la verdad. Hemos hecho poca cosa. Lo que nos han dicho que hemos de hacer una función o algo así, para recoger dinero para el viaje de estudios y eso.
-Bah, que asco.
-Sabía que dirías eso -él se ríe-. Es que, a ti no te gusta hacer nada delante de gente.
-Nunca me ha gustado, la verdad. No pienso hacer nada en la función esa.
-Pues sube la nota de Educación Física si haces no sé que, si haces otra cosa te sube otra y más cosas así.
-Pues, a mi me da igual -hice un mohín.
-Que mala te estas volviendo... ¿Has venido sólo para preguntarme esto?
-La verdad es que, no... Venía a darte algún que otro mimito, ¿sabes? -le empiezo a dar besitos.
-Pero -dice cuando puede- ¿no te ha bastado esta mañana? -niego con la cabeza. Reímos, hay algunos momentos de roce, cosquillas, besos y más besos... Seguimos así un rato, hasta que tocan la puerta. Yo me siento en la silla y cojo el móvil como si nada. También me peino un poco con las manos.
-Pasa -dice Alex, que sigue tumbado en la cama. Sonriendo.
-Hey, parejita -dice Jake-. Tu hermana me ha dicho que estabas aquí, dale esta chaqueta, que se la dejó el otro día -me la tira a la cara y me da justo en la parte derecha. Muy bien, Jake.
-Vale. Pero la próxima vez, antes de volvérmela a tirar a la cara, miras haber si tengo alguna herida.
-¡Ostia, es verdad! ¿Qué te ha pasado?
-Me han pegado...
-Ah... ¡Lo siento! -dice saliendo rápido de la habitación, antes de que le haga nada.
-Que cabrón está echo -me giro hacia él, que se ríe, aún. Voy y me siento encima de su barriga- Hombre, que tu tampoco te salvas, eh.
-Uy lo que me ha dicho... -me empieza a hacer cosquillas. De tanto moverme, de un lado para otro para que parará de hacerme cosquillas, caemos al suelo y acabamos riendo.

Mi móvil empieza a sonar. ¿Siempre nos han de molestar? Bah. Me levanto vagamente del suelo y me voy a cogerlo.
-Dime, mamá.
-¿Cuándo puedas podrás venir y llevarle el móvil a tu padre? Se lo ha dejado y lo necesita.
-¿Lo necesita ahora mismo? -hago una mueca.
-Pues sí, Alice. Le han de llamar de un sitio.
-¿Y porqué no se lo llevas tú?
-Estoy preparando cosas, ahora vendrá Francesco. Hemos de mirar unas cuantas cosas de la línea de ropa.
-¿Y Emmy?
-Está en una exposición.
-Puff, ¿y si va Nico?
-Venga, no digas chorradas y ven ya. Adiós.

Cuelgo. Ya podría ir ella, o podría haberse acordado papá. ¿Me harán ir ahora al polideportivo? Puff...
Me giro y me lo encuentro a él atrás mía. Me abraza un poco y nos sonreímos.
-¿Ya te reclaman? -asiento con la cabeza- No nos dejan estar solos, eh.
-Ya estaremos más rato cuando estemos en Las Vegas, que por cierto, ¿te han dado el visto bueno?
-Dice que por ella sí, pero que no me pase -se queda pensativo un poco-. Además, le he dicho que voy con alguien mayor de edad.
-Pues pareces más mayor tú, que no yo, enano.
-Lo sé, lo sé -le doy un besito-.
-En fin, yo me voy, que mi padre necesita su móvil.
-Yo también me voy, voy a la peluquería.
-Ah, muy bien. ¿Y que te harás: te raparás el pelo al uno?
-Pues puede ser.

Me río y bajamos. Nos paramos a despedirnos de su madre y salimos hacia mi casa. Justamente llega Francesco.
-¡Fran! -digo cuando lo veo.
-¡Alice! Madre mia, cada vez creces más -me da un abrazo y dos besos-. ¿Y qué tal todo?
-Bastante bien -digo mirando de reojo a Alex, que va a mi lado, cogido de mi mano.
-¿Y quién es él? ¿Tu noviete?
Me sonrojo y le sonrío.
-Sí. Él es Alex. Y él es Francesco, es un gran amigo nuestro, aparte de ser el "ayudante", por así decirlo, de mi madre -se estrechan la mano y se saludan mutuamente. Luego Fran, se queda un poco pensativo y al final, abre la boca para hablar pero se vuelve a para. Parece indeciso.
-Alice, ¿tú no estabas con Mike?
-Dios, ¿lo habéis leído?
-Todo..., y tu madre también -me llevo la mano que tengo libre a la cabeza.
-Haber, no estaba con Mike, ni lo estoy, ni lo estaré. Desde hace un par de meses estoy con Alex. Con Mike, nunca lo he estado. Es un mentiroso, eso es lo que es, se hace la víctima y todo. Encima, nos hace fotos a nosotros dos, diciendo que le pongo los cuernos. ¡Es todo mentira! Y lo que más me molesta de esto, es que los otros se lo creen. Y gracias a él, me han hecho esto -me señalo la herida de la frente.
-¡No será verdad! ¿Y porqué miente?
-Porque le gusto desde hace un huevo de tiempo y yo paso de él. Y tiene envidia de que yo sea de otro y no suya.
-Pobrecita... -me estira hacia él y me abraza.
-En fin, entra que mi madre te espera y yo he de ir a ver a mi padre.
-Claro, claro.
Entramos, saludamos a mi madre y ellos se quedan hablando. Cojo el móvil y nos dirigimos hacia el polideportivo donde mi padre entrena.
-¿Os conocéis desde hace mucho, verdad?
-Bastante, es un buen amigo nuestro.
-Ya veo, tuyo sobretodo -me da un codazo y nos reímos-. Una cosa que tenía ahora rulando en cabeza, ¿cómo es que tienes un año más que yo y vamos al mismo curso?
-Repetí.
-¿Tú? ¿Con las notas que sacas? -susurro un sí casi inaudible, los recuerdos me asaltan a la cabeza de repente y se me cambia la cara- ¿Porqué?
-El año pasado, caí en depresión. Tenía una gran amiga. Era muy simpática, agradable, guapa,... Lo malo es que ya no la tengo.
-¿Qué pasó? -dice cogiéndome más fuerte de la mano y con la otra abrazándome por los hombros.
-Todo el curso iba bien, más o menos, algún que otro suspenso, como es normal. Fue a partir de mediados de curso, a estas fechas más o menos. A Mary y a mi, se nos ocurrió salir. Un fin de semana. Mis padres no estaban, así que decidí quedarme en su casa. En fin, que salimos, y nos pasamos un poco bebiendo. Ella sí, yo no mucho, pero iba bastante contenta -saco una media sonrisa-.  Salimos de la discoteca, así como pudimos y fuimos a un bar, sí, a un bar. Estaba bastante de moda ese y decidimos ir. En el, habían unos chavales, los cuales nos miraban mucho y tal. Mary decía que se quería tirar al rubio. Había algún que otro guapo, pero, se veían bastante macarras. Cuando nos acabamos lo que habíamos pedido, pagamos y yo necesitaba ir al baño. Riendo, me acerqué a los chicos y les dije haber si la guardaban un minuto. No me fiaba de lo que podía hacer sola. Me dieron su visto bueno y yo me fui -hago una pausa y respiro. Cojo aire y me preparo para decir lo que viene-. Cuando volví no estaba ella, ni ella ni los chicos aquellos. Salí fuera y, allí estaba, ella -un lágrima se me escapa-, tumbada, apoyada en la pared. Casi muerta, sangrando por la cabeza y otras partes. La habían dejado en coma los cabrones aquellos. Llamé en cuanto pude a una ambulancia, de mientras la intentaba reanimar, lo que fuera, estaba intentado hacer lo que fuera para que estuviera a mi lado, otra vez. En cuanto llegó la ambulancia, nos llevaron al hospital y la metieron hacia quirófano. Algunas enfermeras me preguntaban cosas, me intentaban tranquilizar. Cuando sus padres llegaron, estuvimos hablando un rato y el médico nos llamó. Fuimos a una habitación, dónde solo podía entrar uno y entró su padre. Después su madre y cuando pude, yo.  En un par de días, fui hacia la habitación suya y... me encontré a sus padres llorando, unos médicos dentro, intentándola reanimar. La metieron en otra camilla y se la llevaron al quirófano por una puerta trasera de su misma habitación. Empecé a chillar y a pegar golpes al cristal que había, viendo como la metían dentro. Pasó una hora, o por ahí y yo seguía apoyada en el cristal. El médico salió y nos dio la noticia de que... ella ya no estaba.
-Alice, lo siento. No debe...
-Pero -le interrumpo sin hacerle caso-, lo que más se me quedó fueron las ultimas palabras que sus padres me dijeron: "Todo ha sido culpa tuya, tu la embaucaste para que saliera." Y, tenían razón. Fue todo culpa mía. No la debí dejar sola con aquellos chicos, no debería haber ido al baño, no debería haberme fiado de aquellos cabrones, no...
-Shh, para -me abrazó. Él era mi único refugio ahora mismo-. No fue culpa tuya, ni suya. Fue de aquellos. No debería haberte sacado el tema. Lo siento mucho -le abrazo y lloro. No aguanto más.  Después de un poco, llegamos al polideportivo y me paro en la puerta antes de entrar. No le suelto aún.
-Prométeme una cosa -le digo espontáneamente.
-Lo que quieras -dice sonriendo. No sé como lo hace, pero hace que yo también sonría.
-Prométeme que, pase lo que pase, no te vas a separar de mi -me abraza más fuerte y me besa. Supongo que eso será un sí. Cuando puedo sonrío y me separo un poco de él.
-Bueno, mejor entro, que me están molestando las llamadas ya.
-Vale, pero levanta la cabeza, que se te cae la corona, princesa -me limpia un poco las lágrimas y me da un último beso. Se va hacia la derecha, donde está la peluquería a un par de calles.
Me quedo sonriendo y entro. Saludo a la recepcionista, que me da una llave para poder pasar por las puertas. Cuando llego donde están todo el equipo, me quedo un rato mirando, hasta que mi padre, por fin, se para a beber agua.
-Toma papá. Te están llamando todo el tiempo. ¿Quién te está llamando?
-No te lo puedo decir aquí.
-Que "importante" ha sonado eso.
-Más o menos, lo es.
-Miedo me das. En fin, me voy a casa.
-Vale, cariño -me da un beso-. ¿Qué te ha pasado en la frente?
-Luego te lo cuento, nada importante.
Doy media vuelta y me dirijo a la puerta. Me recorro todas las gradas hasta ahí. Joder, ¿un poco más lejos, no? Cuando me quiero dar cuenta, me choco con alguien. Ese alguien me ayuda a levantarme y cuando me fijo en su cara.
-Suelta, imbécil -y le empujo.
-Alice, hemos de hablar.
-Mike, que te den. No hemos de hablar nada. Fuera de mi vida-me giro para irme y él me coge del brazo. Yo me intento deshacer de su mano-. ¿Cuándo piensas rendirte, eh? Por tu culpa me han hecho daño. Tú me has hecho daño. Lo que haces en mi vida solo es estorbarme. Si quieres novia, busca a la fresca de Eve, tanto que te defiende-muevo un poco el brazo y se suelta.
-Alice, de verdad. Quiero hablar contigo.
-Pues yo no. Adiós -me voy y él se queda ahí parado.
Llego a mi casa y me tumbo en la cama. Madre mía la que se ha liado en solo un rato. Miro mi móvil, que se queda pillado, que asco. Lo tiro al cojín y me levanto de la cama, voy hacia la mesa y cojo la foto. Le echo mucho de menos, daría lo que fuera por verla.